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Una reforma del marco reglamentario eléctrico agilizará las energías renovables (EnR)

El rol de las energías renovables en la economía poscoronavirus 

Por causa de la crisis económica y sanitaria provocada por el coronavirus, las energías renovables (EnR), que antes venían ganando cada vez más espacio en la prensa, se ven relegadas a segundo plano. Evidentemente, la reactivación de la economía resultó una prioridad. No obstante, si suponemos que las EnR contribuirían a estimular la actividad económica poscrisis ¿existen medidas que puedan potenciar su desarrollo? 

Antes de la crisis, el despliegue de las EnR aceleraba en gran parte gracias a impulsos gubernamentales. Dentro las incentivas, se destacan la Comisión de Regulación de Energía y Gas, CREG Resolución 030 de 2018 que permite a los usuarios del sistema eléctrico conectar generadores a la red y la Ministerio de Energía Resolución 40715 de 2019 que obliga a los comercializadores a comprar al menos 10% de su electricidad de fuentes no convencionales de energía a partir del primero de enero de 2022. Aún así, existen elementos estructurales del mercado que atascan el despliegue de plantas EnR. Con el fin de crear un incremento sustancial en la capacidad productiva de fuentes renovables, es necesario desmantelar las barreras, lo que se lograría con reformas al marco reglamentario.

Obstáculos para la conexión frenan puesta en marcha 

Uno de los obstáculos principales que enfrentan los promotores de proyectos es la dificultad de conectar generadores EnR a la red. A veces, se trata de una infraestructura inadecuada. Más frecuente, el problema radica en la inercia del operador de la red (OR) de efectuar la conexión a pesar de la obligación como estipulada en CREG Resolución 030 de 2018. ¿Por qué la aparente falta de voluntad? Una explicación podría encontrarse en la estructura del mercado eléctrico. El sistema actual no favorece conexiones de generadores autónomos dado que las OR pueden verse perjudicados. Una parte de sus ingresos proviene no solamente de actividades relacionadas con el transporte de energía, pero también actividades de generación. Por lo tanto, la presencia de generadores independientes le impondría competencia.

 

En efecto, un aumento sustancial de la capacidad de generadores EnR ejercería presión sobre las utilidades de las OR. Asimismo, no es difícil envisager enredos administrativos que se presentarían al promotor de un proyecto EnR al solicitar la conexión. Tales dificultades se despejaran al escindir operaciones de generación de las actividades de las OR. Aunque una escisión facilitaría los trámites y, por lo tanto, conexiones, las condiciones actuales de la red limitan el aprovechamiento del potencial de la nueva capacidad instalada. El sistema no es adaptado a la intermitencia de las EnR lo que impide a las OR de mantener un equilibrio entre la oferta y la demanda. Es necesario flexibilizar los flujos. La solución consiste en integrar sistemas de monitoreo y control para distribuir la producción variable, característica de las fuentes renovables, a los puntos de consumo. Dado que la integración de la tecnología a la red implica costos, es necesario introducir incentivos económicos para justificar las inversiones. Opciones posibles serían incentivos fiscales y tarifas preferenciales a las OR para el transporte de electricidad de generadores limpios.

Las EnR permitirán estabilizar la oferta

En conclusión, es evidente que un incremento sustancial de la capacidad EnR estabilizará la producción sobretodo cuando el sistema debe hacerle frente a fenómenos climáticos como El Niño que impactan fuertemente la generación hidroeléctrica. Además, las EnR contribuirían a reducir las emisiones de gas de efecto invernadero. Para lograr estos beneficios es importante reformar el marco reglamentario. Asimismo se potencería inversiones en el sector.

Bogotá, 4 de abril de 2020

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